lunes, 28 de mayo de 2012

Secreto de a dos

Sin ser egoísta, celosa o envidiosa, existen mil razones por las no me parece agradable ver gente pachamanqueándose en la calle. No hablo de escenas tiernas de parejas dándose un besito, no, no. Hablo de parejas que realmente quieren irse a un lugar privado, pero bueno, las bancas de la universidad o del parque también les viene bien. 

Cada vez que veo escenas como esta, recuerdo un momento hermoso que vi hace ya varios años en un paradero de la avenida Arequipa. Estaba yendo al colegio en la mañana, me parece, y en la vereda de enfrente había una pareja de señores mayores dándose la mano. Se detuvieron en el paradero, y cuando la señora se iba a subir al micro, se despidieron con el piquito (porque no existe una palabra más perfecta para definir lo que vi) más tierno que vi en mi vida. Lleno de adoración, amor, respeto, confianza, dulzura. Un besito que decía "te amo con todos mis años y con los años que llevo contigo". No tengo idea de si estos señores llevaban juntos toda la vida, o si se habían encontrado después de largas vidas separados, para acompañarse hasta el final de sus días. Pero eso era lo que percibí de ese momento. Era un 'te amo públicamente, y públicamente digo que te amo', lo cual me parece muy importante. En lo personal, soy un pedazo de azúcar a punto de generar un coma, pero hay cosas que me gusta mantener en secreto. 

Los momentos para dedicarle a la persona que quieres son tan importantes como el espacio en el que se lo dedicas, si todos pueden ver cómo eres, ¿qué chiste tiene que solo él te conozca cuando te engríes y te haces bolita pelotita debajo de su brazo? Si todo el mundo puede ver cómo la besas, ¿cómo haces para robarle un beso por la mañana que desencadene en todo un momento de amor intenso? Si ya no es un secreto cómo eres cuando estás a solas, con qué complicidad acordarán faltar a algún compromiso porque prefieren quedarse solos, juntos echados viendo una película y guardar el secreto diciendo que ella se sentía un poco mal. 

No está mal darse afecto en la calle y querer gritarlo públicamente, solo que... Los secretos se hicieron con la persona adecuada. Y me gusta la idea de guardar para él y solo para él, la forma en la que soy solamente con él. 

"Falling in love is not at all the most stupid thing that people do, but gravitation cannot be held responsible for it" - Albert Einstein

miércoles, 23 de mayo de 2012

¿Para qué se usaba el espantapájaros en los sembríos? ... ¿Qué tenía ese inofensivo aparato que podía apartar a los cuervos? Será lo horrible de su cara, o quizás la ridiculez del instrumento... Quizás, solo quizás, sea el hecho de que esté ahí, fingiendo ser algo que no es, lo que hace que los cuervos se vayan siempre. 

¿No será acaso que creamos un espantapájaros personal para espantar a los cuervos? Pues yo he creado el mío, con los años (así no sean muchos, yo sé, soy una vieja de 22 años), he construido un mecanismo para no ilusionarme, para no magnificar a nadie y para no emocionarme por algo que no necesariamente va a ocurrir. 
Resulta, que me es tremendamente sencillo catalogar defectos en las personas, defectos que yo no considero tolerables, como la falta de criterio o madurez, que hacen que el sujeto en cuestión se mantenga a 30 pies de distancia. 

¿Buena estrategia? Veamos... No. 
¿Por qué?

Porque, por lo menos en el caso de las personas, una vez que instalas tu espantapájaros, no puedes escoger qué tipos de aves quieres que se te acerquen; poco a poco, este mamarracho de instrumento, irá haciéndote espantar a todos, y no te dejará ver la belleza de algunas aves que pueden adornarte. 

Ahondemos en por qué pusimos el espantapájaros ahí, temor, recelo, temor, miedo. Miedo a que se lleven un pajarraco nuestros frutos más ricos y no los devuelva, o miedo a que se acaben y no halla nada para nadie más. La parte graciosa es que no decimos que es miedo, decimos que aquel halcón, digno de anidar en nuestro territorio, será capaz de echarse abajo el espantapájaros. Lo que no sabes, querido, es que para ver al halcón, tienes que quitarte la paja de los ojos, y sacudirte las ropas, bajar tu espantapájaros y echarte a volar. Porque las aves más hermosas viven en lo más alto, y en lo más alto hay que buscar y desde la tierra, atemorizado, solo vas a encontrarte cuervos, arañas y quizás un par de ratas. 

Es tiempo de echar a la basura ese montón de paja, o quizás, usarlo como muñeco en año nuevo, quemarlo junto con todo lo que nos hizo construirlo. O mejor, quemémoslo por fin de parciales. Cuanto antes mejor. Empezar de 0 no necesita una fecha especial.. Fue un lunes cualquiera, Señor Vallejo.