miércoles, 26 de julio de 2017

Sin Título

Jesucristo, para qué me has dado esta responsabilidad y esta carga. Si sabes cómo soy… si sabes cómo me pongo cuando escucho estas cosas. Si sabes que no soy fuerte para escucharlas… Para qué me has dado esta carga si sabes que mi alma llora cuando ellos sufren... Cuando veo gente tan buena como tu sufrir por causa de otros...

Para qué me has dado esta carga, si en mis manos no está que ellos sean felices, o que estén seguros, o que estén bien. Para qué me has dado esta carga si no puedo tenerlos con bien. Dime Señor, que hoy no entiendo. No entiendo mi carga. No entiendo mi impotencia. Dime Señor porque hoy, no puedo hacer nada. Hoy no tengo fuerza en el alma para resistir que les hagan daño. No tengo coraza… no tengo.

Dime para qué me das esta carga, si sabes que me quita toda la atención durante el día, que no puedo soportar saber qué hacen y el daño que les hacen. Puedo tolerar sus errores. Yo misma los he cometido. Puedo soportar sus cagadas… yo misma las he hecho. Pero no puedo resistir que les hagan daño. No puedo mirarlos y mirar en ellos el futuro… lo que se viene, si les siguen haciendo daño.
Para qué me das esto… si sabes que no tengo fuerza. No tengo lo que se necesita para protegerlos…

Jesús, para qué me das esto… si sabes que no puedo. 

sábado, 11 de febrero de 2017

A solo un paso...

Lo hice.

El 07 de octubre del año pasado, me estaba retirando del trabajo que me hizo evaluar todas mis decisiones.

Recientemente, me preguntaron qué era tan horrible de ese trabajo, que me estuviese forzando a irme. No se trataba de eso. Aunque hubiese muchos factores que influyesen, el trabajo no era el problema. Era yo.

Yo conocía algo mejor, y sabía (aún sé) que podía dedicarme a algo en lo que me sintiera satisfecha, contenta... incluso feliz. Sabía que tenía derecho a escoger un trabajo que tuviese relación con mi profesión y las razones por la que estudié en primer lugar. Y esa idea no dejaba de perseguirme...

Esta semana cumplí 4 meses de haberme retirado de la empresa. En este tiempo me certifiqué como Coach Profesional, empecé un nuevo trabajo y me inscribí para formarme como terapeuta familiar. Y eso sin considerar cómo ha influido mi decisión en mi vida personal y familiar.

Esta semana empecé mis labores en un instituto superior, como profesora. Voy a enseñar habilidades blandas (liderazgo, inteligencia emocional, esas cosas) a jóvenes que aún se encuentran en formación para ser profesionales. Además, tengo la oportunidad de tener responsabilidades que REALMENTE tienen que ver con mi carrera.

Muchos decían que estaba siendo engreída, o caprichosa, por no acomodarme a mi trabajo. Pero existe la posibilidad de hacer lo que a uno le gusta. El camino está ahí, esperando por ser descubierto. Siempre estamos a una sola decisión de hacer nuestra vida más feliz. Esa decisión que tu sabes cuál es... Pero te da miedo tomar, o crees que no puedes... o crees que es imposible.

¿Qué necesitas para convertirte en la persona que quieres ser? 


jueves, 2 de febrero de 2017

No me importa la maestría

Hay cientos de cosas en la vida que me importan más que una maestría. 

Me importa ser psicóloga, colegiarme (aunque el trámite lo vengo pateando por meses), me importa saber hacer una buena terapia, me importan los jóvenes y lo vulnerables que son al mundo y la fortaleza que tienen para cambiarlo a su antojo. Me importa ser capaz de enseñarles valores y que vean en mi un modelo y una guía y no solo un adulto más... 

Me importa mi sueño del negocio propio y llevarlo a cabo así tenga que romperme la espalda para construir ese sueño. Me importa tener una vida tranquila, darle a mis hijos mi tiempo y mi espacio y enseñarles a sacarse la mierda por lo que quieren... Me importa ser una buena esposa y construirme a mi misma como una buena persona y que ser buena simplemente fluya dentro de esto... Me importa unirme a un buen hombre, que como consecuencia de su vida, valores, principios, no le quede otra opción que ser un buen esposo... 

Me importa mi sueño de tener una familia y de ser feliz y tener una vida tranquila, que solo se desequilibre por los problemas de la vida, que yo no pueda controlar, aunque la culpa me vaya a invadir en ese momento... 

No quiero una maestría, ni una gerencia, no quiero ser VP de ninguna empresa... no quiero sacarme la mierda para que Perensejo haga la plata que quiera y yo solo tenga para pagar mis cuentas. No quiero adecuarme a una empresa sin valores y sacrificar los míos... 

Y no quiero una maestría, no creo que esté mal, si eventualmente ocurre, será bienvenida si encuentro lo que yo deseo estudiar... Pero tengo tantos sueños, tan grandes, muchos más grandes que una simple maestría... 

Quiero ser terapeuta... Quiero ser coach... Quiero aprender francés... Quiero tocar guitarra.. Quiero aprender a cantar... Quiero bailar... Quiero mi negocio (ya sé cuál, pero no lo voy a decir...)... Quiero bailar sin música... todos los días... 

lunes, 26 de septiembre de 2016

newsflash

Hace oficialmente 13 días, renuncié.

Sigo procesando cómo me siento al respecto, pero quiero registrar que desde ese día han ocurrido por lo menos, 3 cambios.

- Mi humor ha cambiado para mejor, en niveles incalculables
- Empecé a estudiar para certificarme como coach
- Recibí una respuesta de una institución con la que intenté contactarme hace tiempo, para convertirme en terapeuta familiar.

¿COINCIDENCIAS?

No lo creo.

Premios de la naturaleza, de Dios y el mundo diciéndome que tomé la decisión correcta.


jueves, 21 de julio de 2016

Cambio.

Todos los días me levanto con el mismo deseo de hacer que el mundo cambie a mi alrededor sin que yo mueva un dedo. 

Todos los días, deseo que alguien sea más paciente... Más bondadoso, menos superficial. 

Todos los días despierto con la misma sensación de que la vida no cambia a mi alrededor porque nadie está cambiando. 

Y me di cuenta que aquí estoy yo. Esperando que el mundo cambie y que la gente sea mejor sin yo mover un pelo. Me di cuenta que me inscribí en psicología para ayudar a jóvenes que quieran una vida mejor... 

Y aquí estoy yo. Sentada en una computadora... Todos los días. Casi 12 horas al día. Sin ayudar a nadie más que a un buen señor que tuvo un gran sueño y lo hizo realidad... E hizo millones con él.

No quiero cambiar al mundo. No creo tener el poder para hacerlo... Quiero cambiar a alguien que pueda... Que quiera... Que crea. 


Y desde donde estoy no lo voy a hacer. 


Así que me voy. 


"Si quieres cambio verdadero, pues camina distinto" - RC13

sábado, 5 de marzo de 2016

No soy Feminista

A ti, señor, joven, amigo, hermano...

Que no entiendes, que estás harto del tema, que ya te cansaste de las manifestaciones feministas en FB y demás redes. Que te cansaste de las noticias relacionadas a Marina y Maria José.

Lo siento mucho. Pero esto no se acaba, ni se va a acabar.

Todos los días, mujeres a  nuestro alrededor son víctimas de abuso en las calles y en sus propias casas. Y lamento mucho que no entiendas. Pero gracias a Dios, no tienes la experiencia de ser acosado, perseguido, observado, tocado sin tu permiso. Gracias al universo, no tienes que vivir lo que vivimos nosotras todos los días cuando subimos a un taxi solas, cuando se nos pegan en el micro, cuando salimos a la calle en falda, shorts, leggins... lo cierto es que la situación no cambia en función a lo que llevemos puesto.

Y no, no estoy exagerando.

No soy feminista, ni mucho menos. Pero soy mujer y me siento vulnerada cada vez que un taxi me sigue por cuadras, se detiene a mi lado y me dice "sss... sss... te llevo gratis". Cuando me mandan un beso desde una combi, cuando un policia me silba en la calle. Me siento ofendida cuando hombres, como tu, por no entender, hacen chongo con lo que nosotras vivimos y lo naturalizan.

No soy feminista, pero creo en el derecho que tienes tu, varón, de decirme que no puedo cachetearte porque me da la gana, ni puedo entrar a tu casa y llevarme tu televisor solo porque dejaste la puerta abierta. Así como tu no tienes derecho a tocarme solo porque me pongo una falda...

Creo en el derecho que ejerzo al decir que NO tienes permiso de tocarme sin mi permiso, creo en el derecho de reclamarte y demandarte respeto, si decides no escuchar mi voz. Si osas tocarme.

Creo en el derecho que tienes de perseguir al ratero que entre a tu casa a palos, por robarte... así como en el mío de sacarte la mierda, si me tocas.

Y no me malentiendas, no estoy a favor de la violencia. Pero dime, ¿qué hago? No busco ser incoherente, pero cómo resolvemos esta frustración de no poder detenerlos con una cachetada, con un grito, con una denuncia.

¿Cómo los detenemos?

Cómo detengo al maldito que decidió faltarme el respeto en un parque, solo porque me vio corriendo... ¿Cómo me borro su cara? ¿su sonrisa cachosa? ¿Cómo?

A ti, pobre diablo, ojalá que no se te borre mi cara, y que la próxima vez que te le acerques a una mujer, te tiemble hasta el alma.

Pero esto no es por ti, es por ellas. Que sin querer se convirtieron en mártires de una lucha que viene ocurriendo por mucho tiempo. Una guerra perenne entre las mujeres y la calle, e incluso muchas, libran la batalla en sus casas.

Esto es para ti, varón respetuoso, que no entiendes a tu hermana, enamorada, novia, esposa, cuando te cuenta por qué vive asustada.

#niunamenos 

domingo, 7 de febrero de 2016

Y tu...

Y tu, ¿Qué te crees?

Culpable de todo.

Culpable de tanto. De llantos, de penas, de burlas, de enfermedades, de pastillas, de locuras...

¿Qué te crees?

Tengo tanto que decirte y siento que te grito con la boca tapada, que es como tratar de golpearte en medio de una pesadilla. ¿Qué te crees? Para hacerles eso...

Y ahora caes enfermo... Y no puedo evitar rezar para que te redimas. Para que encuentres perdón en esta vida, porque en la siguiente, tu no te podrás perdonar. Rezo para que no sufras lo que quizás te merezcas pasar...

Eres el culpable de todo. De sus llantos, de sus iras, de sus susceptibilidades... Y en sus arranques, sus manías y sus llantos, te veo a ti, como una pesadilla que nunca acaba. Como una nube negra que persigue, que ya no llueve, pero nunca se va...

Pero eres, desde tu locura, responsable de todo lo bueno que tengo. Eres el responsable, desde tu locura, de que ella no sea como tu. Tu eres el responsable de hacerla huir, lejos de ti... Lejos de lo que tu representas. Eres el responsable de que haya elegido a un hombre que es transversalmente distinto a ti. Amoroso, cariñoso, afectuoso, valiente y dispuesto.

Tu eres responsable de sus mejores decisiones, que a su vez, han inspirado las mías.

Tu, desde tu locura, eres responsable de sus luchas por ser mejor cada día.

Tu eres culpable de todo malo y en parte responsable de lo mejor que tengo...

¿Cómo hubiera sido la vida sin tu locura?

Dios quiera que sea locura...