lunes, 27 de enero de 2014

No.



En mi vida, yo aprendí a decir no.

Después de mucho tiempo, llego al punto en mi vida donde solo quiero ir hacia adelante, donde nada de mi pasado me puede atar a la persona que fui. Las experiencias, aventuras, desventuras y penas, me han hecho tomar rumbos que apuntan a un lugar mejor.

 Cuánto ha dolido tomar este camino, un corazón entero, una reconstruccción de cero y vastas experiencias tristes y vergonzosas. Hoy, yo he decidido decir que no. Decir no a la verguenza, al prejuicio, a los juicios, al rechazo, a la indiferencia.

Quiero decir que no al desamor, a la desesperación y miedo, quiero decir que no a los obstáculos y a la dificultad. Decirle no al remordimiento y a la culpa. Decir que no al egoísimo y a la pobreza de alma.

Quiero decir que no, a todo aquello que me ata al piso, que sujeta mis alas y no me deja volar.

 La vida te enseña a decir a que no, a que no te pisen, que no te minimicen. No al silencio del corazón. Quiero decir que no a la envidia y al rencor, al resentimiento y al desconsuelo.

Hoy decido, por mi, por ti, por nosotros. Que nada nunca me ate a quien no soy, ni quiero ser. Que nuestras decisiones siempre busquen nuestra felicidad, que mis decisiones siempre estén guiadas por el amor. Y cuando tropiece y me equivoque, que estés tu, para decir que no.
 
Hoy digo que sí, a ti, a mi, a Dios.