Después de mucho intentar escribir algo, me di cuenta de que las ideas no iban a fluir. No mientras yo no estuviera segura de qué estaba haciendo con mi vida y de pronto saltó un recuerdo de una conversación de no hace mucho tiempo.
Un amigo me decía "En algún momento te vas a cansar de intentar que el mundo y la gente cambie, porque te vas a dar cuenta que eres la única que se porta así... y nadie te sigue"
¿Así cómo? Soy catequista de Confirmación desde los 17 años. Todos los años, tenemos grupos diferentes, personas diferentes, incluso creencias diferentes. Cada año hay bajas, hay pérdidas, hay cambios y hay decepciones y conversiones.
Pero hay algunas cosas que llegan a tocarme lo más profundo del corazón. Entre tantas, los animadores que vienen todos los años para enseñar lo que ellos aprendieron el año anterior (o el anterior a ese): sus caritas esperanzadas en hacer un cambio, sus risas y sus chongos en medio de la preparación, sus disculpas cuando meten la pata... Sus inesperados comentarios en momentos en los que yo siento que pierdo las fuerzas, para demostrarme que todo vale la pena. Pero lo que más me alimenta a seguir siendo mejor... cuando usan las palabras que nosotros decimos, para darnos una lección.
Cómo no intentar crecer cuando sabes que hermosas almas escuchan lo que les dices; cómo no creer en Dios, cuando sé que me habla a través de ellos y de sus sonrisas.
Todo esto me hace pensar en cómo perdemos detalles de nuestras vidas, en los que nuestro entorno nos responde a todo lo que hacemos. Las consecuencias de nuestras acciones, de nuestras palabras, miradas y gestos... Todo, estrechamente interconectado. En más de una ocasión lo he dicho: Hemos venido al mundo a que nos enseñen, y si no aprendemos de aquellos que aprenden de nosotros, nunca sabremos nada de nosotros mismos y no podremos cambiar.
Por eso, por los cientos de chicos que vienen cada año y por millones de cosas más, no me voy a cansar de esforzarme y de esperar que algo cambie... o todo. Que alguien me escuche o los escuche a ellos y a sus ideas de cómo hacer de este un mundo mejor... porque con ellos, estoy un millón de pasos más cerca de Dios.